El conflicto de ARM con su filial chino se está saliendo de control, y podría requerir la intervención del gobierno chino. El gigante de los chips del Reino Unido anunció que estaba disparando a Allen Wu, el jefe de su unidad china, por violaciones de conducta no reveladas, pero el ejecutivo se ha negado a renunciar y sigue control de la operación, que es estratégicamente importante.
En lugar de la resolución pacífica y rápida que ambas partes han dicho que buscan, la situación se ha deteriorado. Wu ha contratado su propia seguridad y no permite que los representantes de ARM o su junta vayan a las instalaciones, dijo una persona familiarizada con la situación. Se ha negado a celebrar un evento planeado para conectar a los fabricantes de chips chinos con ARM Ltd. y ha evitado negociaciones a pesar de las declaraciones públicas.
ARM China es propiedad de SoftBank Group, pero había vendido una participación controladora de sus acciones a las empresas chinas y ahora la disputa se está convirtiendo en una prueba de la voluntad del gobierno de Beijing de proteger la inversión extranjera, en nada menos que la segunda economía más grande del mundo.
Resolver el conflicto será crucial para los planes reportados de SoftBank para vender el resto de ARM, un eje en la industria global de teléfonos inteligentes e informática que la firma japonesa compró por $32 mil millones en 2016, algo en lo que esta compañía no se puede dar el lujo de perder su total control.